Su abuelo dijo de él: "Quiero a ese muchacho porque es imposible imaginar lo bueno y lo inteligente que se ha vuelto" (el niño había comenzado preocupando a sus padres por lo tarde que empezó a hablar).
H. Minkowski, su profesor de matemáticas en Zurich, comentó de él: "Brillante... pero perezoso". Más tarde, este mismo profesor habría de unir espacio y tiempo indicando que una unificación tetradimensional de ambos conceptos era más significativa que ambos términos por separado (Einstein había tratado ambos conceptos por separado en sus teorías).
Einstein no fue siempre famoso y al principio le costaba llegar a fin de mes, como tal y como se desprende de los siguientes comentarios: - Si alguien viviese como yo, las novelas románticas no habrían existido nunca.- En mis teorías situo un reloj en cada punto del espacio, pero en la vida real apenas puedo permitirme el lujo de comprarme uno para mi casa.
Otra cosa curiosa (y no muy conocida) es que no le gustaba el nombre que daban a su teoría. Pero como el término (teoría de la relatividad) se popularizó tanto, no tuvo más remedio que aceptarlo, así que cuando tenía que utilizar este nombre lo hacía diciendo: "la, así llamada, teoría de la relatividad ... ". Él prefería llamarla la teoría de los invariantes, ya que los intervalos en el espacio-tiempo son los mismos para todos los observadores y reciben el nombre de invariantes.
La teoría de la relatividad (o de los invariantes, como a él le gustaba llamarla) predice la desviación de la trayectoria de un rayo de luz al pasar cerca del sol. La comprobación de este dato supuso uno de los primeros apoyos a su teoría.
La primera expedición para observar este esfecto se dirigió a Rusia en 1914, pero estalló la Primera Guerra Mundial y sus miembros fueron hecho prisioneros. Se dice que de haber llegado a su destino hubieran obtenido una desviación doble de la prevista, con lo que la teoría se hubiera olvidado durante un tiempo. Sin embargo, no fue así. Pero Arthur Eddintong, aún antes de que terminara la Primera Guerra Mundial ya estaba organizando una expedicion a Sudamérica para observar el eclipse de 1919 y medir la desviación preducha. Lo chocante del asunto es que Eddintong era inglés y Einstein alemán y que sus dos naciones estaban en guerra, por lo que es muy loable que dos científicos olviraran estas "tonterías" para conocer un poco más el universo en que vivían.
Einstein tenía tanta confianza en su teoría que cuando un estudiante le preguntó qué habría hecho si su predicción hubiese resultado incorrecta le respondió: "En ese caso lo hubiese sentido por el buen Dios, la teoría es correcta." [Yo particularmente no acababa de creerme esto, pero parece que es cierto]. Esta y otra expedición mostraron que las predicciones eran ciertas y así Einstein se hizo famoso de la noche a la mañana. La fama y el acoso de los periodistas le llegó a disgustar, aunque lo sobrellevó con humor y humildad. Se cuenta que llegó a ser tan popular (es de los pocos científicos que todo el mundo reconocería en una foto) que tuvo que posar innumerables veces para fotografos, artista y escultores, así que cuando una vez un extraño que no lo había reconocido le preguntó por su profesión, le contestó: "Trabajo de modelo para un artista". En otra ocasión Einstein se encontraba en una fiesta sentado al lado de una muchacha de 18 años, quien le preguntó "¿En concreto, cuál es su profesión?" "Me dedico al estudio de la física", replicó este, que a la sazón tenía el pelo blanco. "¿Quiere decir que estudia física a su edad?", preguntó la chica muy sorprendida. "Yo la aprobé hace más de un año". Seguro que Einstein no pudo menos que sonreirse.
Durante algún tiempo Einstein trabajó con colaboradores como Hoffman, Ingfield, Bergman y Strauss. Este último escribió:"Trabajamos durante nueve meses [en una teoría correcta],. entonces una noche descubrí un tipo de solución que a la luz del nuevo día reveló que la teoría era inconsistente desde un punto de vista físico". A Strauss el revés casi le partió el corazón, pero escribió: "A la mañana siguiente, Einstein había olvidado el fracaso y se encontraba pensando ya en una nueva teoría".- "Reconozco que son pocas las posibilidades de éxito, pero hay que intentarlo.... es mi obligación" dijo una vez.
El fragmento que sigue no es mio, lo he encontrado en http://dirac.practicas.cie.uva.es/~alu051, (una web de física) pero como es interesante, lo transcribo.
ÉI mismo (Einstein) escribió: «Nuestra experiencia nos justifica en la confianza de que la Naturaleza es concreción de las ideas matemáticas más sencillas.» Cuando tuvo que elegir las ecuaciones tensoriales capaces de dar cuenta de su teoría de la gravitación, entre todos los sistemas capaces de cumplir los requisitos necesarios optó por el más sencillo, y a continuación los publicó, con plena confianza (como en cierta ocasión le dijo al matemático John G. Kemeny) de que «Dios no hubiera dejado escapar una oportunidad así de hacer tan sencilla la Naturaleza».
Se ha opinado que los enormes logros de Einstein han sido expresión intelectual de una compulsión psicológica de sencillez, que Henry David Thoreau expuso en Walden como sigue: «¡Sencillez, sencillez, sencillez! Hágame caso, que sus asuntos sean como dos o tres, no como cientos o millares. No haga por contar un millón, sino media docena, y lleve su contabilidad en una uña.»
En su biografía de Einstein, Peter Michelmore refiere que «el dormitorio de Einstein parecía la celda de un monje. No había en él cuadros ni alfombras... Se afeitaba sin muchos miramientos, con jabón de fregar. En casa solía ir descalzo. Tan sólo cada dos o tres meses dejaba que Elsa (su esposa) le descargara un poco la pelambrera... Pocas veces encontraba necesaria la ropa interior. También dejó de lado los pijamas, y más tarde los calcetines. "¿Para qué sirven?", solía preguntar. "No producen más que agujeros." Elsa llegó a perder la paciencia un día en que lo pilló cortando de codo abajo las mangas de una camisa nueva. Su explicación fue que los puños requieren botones o gemelos y es necesario lavarlos con frecuencia, total, una pérdida de tiempo». «Toda posesión», decía Einstein, «es una piedra atada al tobillo.»
H. Minkowski, su profesor de matemáticas en Zurich, comentó de él: "Brillante... pero perezoso". Más tarde, este mismo profesor habría de unir espacio y tiempo indicando que una unificación tetradimensional de ambos conceptos era más significativa que ambos términos por separado (Einstein había tratado ambos conceptos por separado en sus teorías).
Einstein no fue siempre famoso y al principio le costaba llegar a fin de mes, como tal y como se desprende de los siguientes comentarios: - Si alguien viviese como yo, las novelas románticas no habrían existido nunca.- En mis teorías situo un reloj en cada punto del espacio, pero en la vida real apenas puedo permitirme el lujo de comprarme uno para mi casa.
Otra cosa curiosa (y no muy conocida) es que no le gustaba el nombre que daban a su teoría. Pero como el término (teoría de la relatividad) se popularizó tanto, no tuvo más remedio que aceptarlo, así que cuando tenía que utilizar este nombre lo hacía diciendo: "la, así llamada, teoría de la relatividad ... ". Él prefería llamarla la teoría de los invariantes, ya que los intervalos en el espacio-tiempo son los mismos para todos los observadores y reciben el nombre de invariantes.
La teoría de la relatividad (o de los invariantes, como a él le gustaba llamarla) predice la desviación de la trayectoria de un rayo de luz al pasar cerca del sol. La comprobación de este dato supuso uno de los primeros apoyos a su teoría.
La primera expedición para observar este esfecto se dirigió a Rusia en 1914, pero estalló la Primera Guerra Mundial y sus miembros fueron hecho prisioneros. Se dice que de haber llegado a su destino hubieran obtenido una desviación doble de la prevista, con lo que la teoría se hubiera olvidado durante un tiempo. Sin embargo, no fue así. Pero Arthur Eddintong, aún antes de que terminara la Primera Guerra Mundial ya estaba organizando una expedicion a Sudamérica para observar el eclipse de 1919 y medir la desviación preducha. Lo chocante del asunto es que Eddintong era inglés y Einstein alemán y que sus dos naciones estaban en guerra, por lo que es muy loable que dos científicos olviraran estas "tonterías" para conocer un poco más el universo en que vivían.
Einstein tenía tanta confianza en su teoría que cuando un estudiante le preguntó qué habría hecho si su predicción hubiese resultado incorrecta le respondió: "En ese caso lo hubiese sentido por el buen Dios, la teoría es correcta." [Yo particularmente no acababa de creerme esto, pero parece que es cierto]. Esta y otra expedición mostraron que las predicciones eran ciertas y así Einstein se hizo famoso de la noche a la mañana. La fama y el acoso de los periodistas le llegó a disgustar, aunque lo sobrellevó con humor y humildad. Se cuenta que llegó a ser tan popular (es de los pocos científicos que todo el mundo reconocería en una foto) que tuvo que posar innumerables veces para fotografos, artista y escultores, así que cuando una vez un extraño que no lo había reconocido le preguntó por su profesión, le contestó: "Trabajo de modelo para un artista". En otra ocasión Einstein se encontraba en una fiesta sentado al lado de una muchacha de 18 años, quien le preguntó "¿En concreto, cuál es su profesión?" "Me dedico al estudio de la física", replicó este, que a la sazón tenía el pelo blanco. "¿Quiere decir que estudia física a su edad?", preguntó la chica muy sorprendida. "Yo la aprobé hace más de un año". Seguro que Einstein no pudo menos que sonreirse.
Durante algún tiempo Einstein trabajó con colaboradores como Hoffman, Ingfield, Bergman y Strauss. Este último escribió:"Trabajamos durante nueve meses [en una teoría correcta],. entonces una noche descubrí un tipo de solución que a la luz del nuevo día reveló que la teoría era inconsistente desde un punto de vista físico". A Strauss el revés casi le partió el corazón, pero escribió: "A la mañana siguiente, Einstein había olvidado el fracaso y se encontraba pensando ya en una nueva teoría".- "Reconozco que son pocas las posibilidades de éxito, pero hay que intentarlo.... es mi obligación" dijo una vez.
El fragmento que sigue no es mio, lo he encontrado en http://dirac.practicas.cie.uva.es/~alu051, (una web de física) pero como es interesante, lo transcribo.
ÉI mismo (Einstein) escribió: «Nuestra experiencia nos justifica en la confianza de que la Naturaleza es concreción de las ideas matemáticas más sencillas.» Cuando tuvo que elegir las ecuaciones tensoriales capaces de dar cuenta de su teoría de la gravitación, entre todos los sistemas capaces de cumplir los requisitos necesarios optó por el más sencillo, y a continuación los publicó, con plena confianza (como en cierta ocasión le dijo al matemático John G. Kemeny) de que «Dios no hubiera dejado escapar una oportunidad así de hacer tan sencilla la Naturaleza».
Se ha opinado que los enormes logros de Einstein han sido expresión intelectual de una compulsión psicológica de sencillez, que Henry David Thoreau expuso en Walden como sigue: «¡Sencillez, sencillez, sencillez! Hágame caso, que sus asuntos sean como dos o tres, no como cientos o millares. No haga por contar un millón, sino media docena, y lleve su contabilidad en una uña.»
En su biografía de Einstein, Peter Michelmore refiere que «el dormitorio de Einstein parecía la celda de un monje. No había en él cuadros ni alfombras... Se afeitaba sin muchos miramientos, con jabón de fregar. En casa solía ir descalzo. Tan sólo cada dos o tres meses dejaba que Elsa (su esposa) le descargara un poco la pelambrera... Pocas veces encontraba necesaria la ropa interior. También dejó de lado los pijamas, y más tarde los calcetines. "¿Para qué sirven?", solía preguntar. "No producen más que agujeros." Elsa llegó a perder la paciencia un día en que lo pilló cortando de codo abajo las mangas de una camisa nueva. Su explicación fue que los puños requieren botones o gemelos y es necesario lavarlos con frecuencia, total, una pérdida de tiempo». «Toda posesión», decía Einstein, «es una piedra atada al tobillo.»
No hay comentarios:
Publicar un comentario